miércoles, 25 de julio de 2012

CURIOSO TRANSE MATINAL


    De repente sonó esa canción en la radio. ¡Le trajo tanto a la memoria! Estaba por prepararse el desayuno cuando los recuerdos se presentaron con tanta fuerza que sintió el deseo incontenible de sentarse y dejar que fluyeran... Aquel colectivo, los compañeros de secundaria, el paisaje paradisíaco enmarcado en cerros nevados, las expectativas a flor de piel en todo momento, cada kilómetro recorrido.
     “Trato de descubrirte”, repetía la canción en un perfecto inglés. La deliciosa estrofa dibujaba coloridos ecos en su memoria, una y otra vez. Al escucharla, su corazón daba vuelcos con un nuevo recuerdo cada vez más cerca de Clara. Ella fue solo un amor de viaje de egresados, pero su huella dejó trazas imborrables en su memoria; deseaba volver a verla aún después de tanto tiempo, más de veinte años quizá.
     En ese momento el deseo se hizo incontenible, como si ayer la conociera y hoy mismo necesitara volver a verla, desesperadamente. De pronto, creyó poder hacer los quinientos kilómetros que lo separaba de Río Cuarto. Se levantó, hizo algo sin darse cuenta, y volvió a sentarse. La canción terminó. El trance duró unos segundos más, con la fuerza de ecos todavía latentes. De repente, como despertado de un hermoso sueño que no quería dejar de soñar, asombrado aún de qué tan real se presentaran, oyó sonar su celular; que retumbó en su cabeza como dentro de una olla. Entre dormido, alcanzó a abrirlo y articular un difuso “Hola”. Una sensual voz femenina, muy familiar, le preguntó si había llamado, porque tenía su llamada perdida.
 - ¿Cuándo? -preguntó, extrañado. ¡La voz le sonaba tan conocida!
 - ¡Recién! - respondió ella.
- No llamé a nadie; pero, podría preguntarte ¿Cuál es tu nombre? Disculpá, es que tu voz me es muy familiar.
- Sí, a mi también. Mi nombre es Clara... ¿Y el tuyo?

 Fin,
 Angus!

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